Juan de Lanuza. Monumento al Justicia Mayor en Zaragoza. |
El Justicia Mayor de
Aragón era una figura jurídica que simbolizaba las libertades de Aragón donde la ley obligaba por igual al rey y al
pueblo, fuese cual fuese su condición social y económica. Ante la figura del
Justicia se podía recurrir contra el rey, sus ministros o contra cualquiera
otra persona pidiendo una sentencia justa y acorde con los fueros, usos y
costumbres del Reino de Aragón. Aunque nombrado por el rey, sus decisiones eran
independientemente de los que él monarca creyese oportuno, excluyéndose
posibles interferencias o desequilibrio de la balanza.
Sus atribuciones más
importantes fueron la interpretación de los Fueros; era el juez que intervenía
de manera decisiva en los agravios que se presentaban en las Cortes de Aragón;
era el protector de los derechos individuales mediante las firmas de derecho y
manifestación que significaba que si un aragonés se sentía amenazado por una
acción arbitraria por parte de un juez, se prohibía que éste actuase a expensas
de que el Justicia dijese la última palabra; ejercía de defensor del pueblo; y,
ante él, el rey, juraba respeto a los Fueros y costumbres del Reino los reyes
aragoneses.
Los orígenes de la figura
del Justicia Mayor son de 1265 en que su figura pasa de ser un funcionario de la
Curia Real a ser elegido por el Rey entre
los caballeros de Aragón. Sus primeras funciones fueron atender y mediar en las
cuestiones entre el monarca y los ricos hombres, caballeros e infanzones.
También amplió poco más tarde, en 1266, sus atribuciones en causas de primera
instancia y en apelaciones de sentencias emitidas por jueces locales.
Alrededor del Justicia se
creó una Corte del Justicia que se reunía cada día formada por el propio
Justicia y lugartenientes de índole jurista nombrados por el rey a propuesta de
candidatos presentados por las Cortes aragonesas. La vigencia de los
lugartenientes era de una celebración de Cortes a otras.
A partir de las Cortes de
1592 celebradas en Tarazona, y ante la presión ejercida por el rey Felipe II
(presiones políticas, pero también militares al haber entrado un ejército en
Aragón y otro preparado en la frontera aragonesa con Castilla en Agreda) la
figura del Justicia dependería directamente del rey, además, dejando el cargo
de ser vitalicio.